La última mujer asesinada por violencia de género en nuestro país ha sido en Barcelona, tenía 57 años y era española, como su asesino.
También la violencia de género es ideológica, cada reforma institucional que se está llevando a cabo perjudica especialmente a la mujer. La ausencia de oportunidades laborales, la discriminación eterna en el trabajo remunerado, menores oportunidades de empleo, de promoción y salario. La congelación del Salario Mínimo (por primera vez desde 1967) cuando es uno de los más bajos de nuestro entorno europeo, perjudica más a las mujeres trabajadoras ya que hay un 15,5% de ellas que ganan menos del salario mínimo frente al 5,6% de los hombres, según la última encuesta de Estructura Salarial (2010), muchas dedicadas al servicio doméstico que toma este salario como referencia. Al tener menos renta les perjudica más la reforma del IRPF que recae sobre los trabajadores de menores ingresos, según los técnicos del Ministerio de Hacienda.
La moratoria en la puesta en marcha de la Ley de Dependencia supone una carga adicional puesto que son las mujeres en su gran mayoría, quienes se encargan de cuidar a las personas dependientes fuera y dentro de su domicilio. La congelación de oposiciones al sector público, en ámbitos como la sanidad y a educación, hace que la mujer no tenga opciones de un trabajo digno. La mayoría de los opositores a la administración pública son mujeres. Además ocupan los puestos más bajos y por tanto más afectados por los recortes en número y gasto de personal.
Con la nueva Reforma Laboral se concede más poder a la empresa para imponer horarios, movilidad y condiciones de trabajo en general, lo que repercutirá en la imposibilidad de conciliar vida laboral y profesional. Ante la necesidad de optar serán los contratos temporales, la inseguridad que conllevan junto con la sumisión al empresario. El empleo a tiempo parcial equivale a sueldo parcial, prestaciones por desempleo a tiempo parcial, jubilación a tiempo parcial, etc. Las mujeres son el 76% de los contratos a tiempo parcial. Así resulta que la mujer depende económicamente de su pareja. Esta dependencia es la base que la convierte en un ser más vulnerable y le impide escapar de las agresiones y la violencia.
La actual política económica y fiscal conservadora niega la igualdad entre mujeres y hombres haciéndonos más desiguales en oportunidades y derechos según patrones machistas, patriarcales, violentos, asesinos.
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