El martes pasado un hombre de 51
años asesinó a su pareja, una mujer de 36, en Torremolinos, Málaga.
Este mes de noviembre está siendo
especialmente asesino en materia de violencia de género. Cada lunes del mes
estamos en esta plaza. Si tenemos en cuenta
que el último lunes de octubre nos concentramos por el asesinato de tres
mujeres tenemos que afirmar que en estas cuatro semanas ha habido más de un
crimen machista por semana. Otra vez los datos fríos nos muestran un panorama
desolador.
Un síntoma del patriarcado en el
que vivimos son los folletos de juguetes que se reparten estos días en nuestros
buzones de publicidad. No hemos avanzado nada en materia de igualdad. Seguimos
viendo colores rosas en las páginas donde sólo aparecen niñas jugando. Juegan a
ser mamás, a cocinitas, a maquillarse, a disfrazarse de princesitas, a subir en
bicis rosas con cestas de la compra y asiento trasero para el bebé. Seguimos
viendo colores azules en páginas donde sólo juegan chicos. Juegas a
construcciones, a coches, al ajedrez, sus disfraces son de superhéroes y sus bicis no llevan ningún suplemento más
que un súper casco tuneado con alas suponiendo diversión a tope.
Las grandes superficies
comerciales ofrecen pasillos rosados con juguetes para niñas. Estas según van
creciendo recuerdan lo que se espera de ellas, los juguetes y los juegos
enseñan a ser persona, transmiten roles y expectativas, educan más que los
colegios. Las diferencias son tajantes, separan por sexo, a niñas y niños que
se identifican rápidamente con sus juguetes.
La desigualdad como elemento
cultural desde la más tierna infancia, en estas fechas se hace más patente y
nadie dice nada. Es un asunto tradicional, estarían mal visto que los disfraces
que se ofertan en los folletos mostraran a niñas vestidas de spiderwoman y a
los niños de principitos desvalidos que tienen que ser rescatados por las súper
heroínas. Que las páginas de peluches ofrecieran fotos de niños abrazados a
muñecos de suaves de color rosa. Que las páginas de construcciones y garajes
aparecieran niñas con monos de mecánicas arreglando coches. Que las páginas de
juegos intelectuales aparecieran niñas y niños jugando al ajedrez o a juegos de
palabras. El sólo hecho de mencionarlo en clase ruboriza a las niñas y hace
soltar carcajadas a los niños. Es imposible dicen, no estaría bien visto, nadie
compraría en esa tienda.
Si seguimos reproduciendo
estereotipos sexistas estaremos retransmitiendo el machismo en todos los
ámbitos, en todas sus maneras y a todas las edades.
CONTRA LA VIOLENCIA DE
GÉNERO: TOLERANCIA CERO
ÁREA DE LA MUJER DE
IZQUIERDA UNIDA DE CUENCA
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