La semana pasada un
hombre asesinó a su mujer cuando iba a llevar a sus hijos al colegio, con una
navaja en plena calle en un barrio de Santa Cruz de Tenerife y después se
entregó a la policía y una mujer que había ingresado en el hospital en el mes
de noviembre, como consecuencia de la brutal paliza que le dio su novio,
falleció el viernes en Zaragoza. Dos nuevos asesinatos de mujeres a manos de
sus parejas y ya van ocho este año.
Estos días estamos conociendo que se va a destinar dinero
para combatir la violencia de género desde el Ministerio de Sanidad, no se sabe
en qué se concretará ese dinero, cómo se repartirá, cuánto irá a prevención,
cuánto a casas de acogida, cuánto a justicia, a servicios sociales o a la
policía. Pero en todos estos ámbitos se recortado tanto en los últimos años que
la ministra no va a saber por dónde empezar a repartir. En cualquier caso, cada
céntimo que se destine contra la violencia de género bienvenido sea y desde
aquí exigimos transparencia y eficacia en su gestión. También estos días oímos cómo
Toni Cantó, diputado de UPyD, dice que hay muchas denuncias falsas de violencia
de género y muchos hombres maltratados por sus parejas mujeres, que se reciben
importantes cantidades de dinero desde Europa sobre este asunto de las
denuncias de mujeres y que se debería controlar más. La prensa dice que hay
muchos detractores de estas opiniones del diputado y muchos seguidores también.
Que haya detractores es normal viviendo en el siglo XXI en
Occidente, o debería serlo. Pero que haya seguidores de esas opiniones es todo
un escándalo que pone de manifiesto, una vez más, el machismo incrustado en
nuestra cultura. Un machismo sin pudor alguno que se exhibe desde el Congreso
de los Diputados y que sirve para justificar las desigualdades de género en que
nos movemos. Opiniones como estas hacen que se cuestiones el papel de la mujer
no solo en la vida pública sino también en la privada.
La veracidad de la noticia nos llega desde los medios de
comunicación de masas, desde nos llega la información que manejamos cotidianamente.
Podríamos dudar de ella, a mí personalmente me encantaría tener certeza de que
fuera falsa, sin embargo no se ha desmentido que yo sepa. El que un diputado
escriba públicamente sobre violencia de género pone el tema de relevancia y
atrae la atención de los medios, cosa que sería buena para refrescar la memoria
sobre la enorme desigualdad que aún existe en nuestro país. Pero el que un
diputado escriba opiniones como las citadas antes pone en peligro el hecho
mismo de la igualdad, de su necesidad e
importancia. Es tan grave que se desprecien las denuncias que pone la mujer
contra su pareja por malos tratos que se crea un desprestigio generalizado de
la propia mujer, de lo que dice, de lo que hace, de sus derechos, de su
posición social, de su trabajo, sus sentimientos. Se la cuestiona en todas las
facetas de la vida y se siembra en ella la sospecha de que miente para sacar
beneficios económicos, de que usa las leyes para perjudicar al hombre y sacar
ventaja, se presenta a la mujer como ladina, egoísta, sin escrúpulos,
maltratadora, verdugo y defraudadora ante la sociedad.
Nadie debería mentir sobre este asunto, ni frivolizar con el
género, sobre todo si se es un representante público y se ocupa un puesto
político. La igualdad hay que conquistarla todavía.
CONTRA LA VIOLENCIA
DE GÉNERO: TOLERANCIA CERO. ÁREA DE LA MUJER DE IU CUENCA
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