Hoy, 23 de Septiembre las personas bisexuales salimos de la invisibilidad
del armario opresor. Hoy salimos a tomar las calles, conmemorando que hace
dieciséis años comenzó a reivindicarse por primera vez el orgullo bisexual en
la Conferencia mundial de la ILGA en Sudáfrica.
Dieciséis
años después, aún continuamos reivindicando la visibilidad bisexual y luchando
contra el monosexismo que oprime tanto a esta identidad, como a
otras identidades plurisexuales (pansexualidad, polisexualidad,...). Porque a
pesar de los pasos hacia la igualad que se han dado en nuestro país, las
personas bisexuales aún tenemos que seguir recordando que la bisexualidad es
real, que hay personas bisexuales en las calles, en nuestras familias, en
nuestros colegios.
Las personas
bisexuales tenemos una doble lucha: combatir el sistema heteronormativo que
impone la heterosexualidad como única orientación obligatoria, castigando por
medio de la violencia y la estigmatización a todas aquellas personas que rompen
con esa norma social impuesta, y el monosexismo, esa estructura social que
presupone que todas las personas nos sentimos atraídas solamente por un
género. Nosotras doblemente invisibilizadas, pero doblemente combativas
salimos del armario para tomarlo todo.
Salimos del
armario para visibilizarnos dentro y fuera del colectivo LGTBI. Salimos del
armario para visibilizarnos en los medios de comunicación no como lesbianas o
gays transitorios, sino como personas bisexuales y orgullosas. Salimos del
armario para visibilizarnos en los centros de trabajo y de estudio. Salimos del
armario para visibilizarnos en los informes que hablan de la realidad LGTBI.
Salimos del armario para visibilizarnos como bisexuales diversas, no monógamas,
viciosas, indecisas…porque quien decide cómo vivir nuestra sexualidad
somos nosotras.
Pero hoy no
luchamos sólo por la visibilidad, sino que nos rebelamos contra todas las
opresiones que se sustentan en el sistema monosexista y patriarcal: la
violencia que sufren las personas bisexuales dentro de la pareja, la omisión
total de nuestra realidad en el sistema sanitario, la falta de confianza en las
personas bisexuales en todos los ámbitos, las agresiones sexuales a mujeres
bisexuales y el cuestionamiento de las víctimas de estas agresiones, el estigma
en relación a las ITS que define a las personas bisexuales como un puente de
infección entre lo hetero y lo homosexual, la exclusión de las identidades
plurisexuales en los programas de asilo...
Hoy desde las
calles reivindicamos el fin del monosexismos y de la bifobia, del conjunto
de sentimientos, actitudes, comportamientos y políticas que niegan,
invisibilizan, marginan, excluyen o agreden física o psicológicamente a las
personas bisexuales. Es una lacra que debemos eliminar para vivir en un
verdadero espacio democrático donde todas las personas vivamos en igualdad y
con una vida digna.
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