…Y ahora toca en Siria!
Estamos a punto de
volver a escribir otro capítulo más de la barbarie y la sinrazón.
Inexorablemente nos vuelven a repetir la historia demasiado reciente y no
parece que se haya aprendido nada. Los intereses del sistema capitalista, los
intereses del imperialismo necesitan para su buen funcionamiento otra
intervención militar.
Y vuelven a
reeditar la ramplona historia que nos contaron cuando la guerra de Irak a fin
de asustar a la gente, convencerla de sus buenas intenciones, desmovilizarla y
a ser posible que le den su bendición.
Hoy como en aquel
momento asistimos al miserable relato de las armas químicas, al igual que nos
contaban lo de las armas de destrucción masiva que solo vieron en alguna
revelación los Sres. Bush, Blair y Aznar (o Ansar), y que justificó aquella
invasión.
Ahora será en
Siria, justo lo que después de Irak era algo cantado. No en vano ese país sería
la salida directa del petróleo iraquí al Mar Mediterráneo. También Siria
produce petróleo. Pero es que además por Damasco se pasa también para llegar a
Irán.
El sistema capitalista, con EEUU a la cabeza,
necesita nuevos mercados, Fuentes económicas y materias primas para seguir desarrollándose,
y para eso necesitan el control militar. Así se forma una zona estratégica en
Oriente Medio irrenunciable. Además tenemos que añadir los enormes intereses de
las empresas armamentísticas y el consiguiente negocio de la reconstrucción del
país una vez destruido: jugada completa.
Pero es que seguimos
viendo como los gobiernos europeos además del americano son los garantes de las
políticas imperialistas, no importa que gobierne la derecha o la
socialdemocracia, porque a estas alturas todos saben ya los intereses que
defienden. Resulta patético que nos repitan exactamente la misma escena: en
EEUU gobernando un demócrata (de ese partido, vamos); en Francia un
“socialista” (anteriormente con un gobierno de derechas no lo hicieron) y
finalmente Gran Bretaña con un gobierno conservador los diputados votan en
contra cuando con los laboristas sí que lo hicieron. En el caso español, ya
hemos visto como el Sr. Rajoy se apuntaba a la “respuesta contundente” y que en
EEUU se confirmaba como un apoyo a la intervención: no esperábamos menos.
Todo esto añadido a
que la llamada resistencia siria está formada por diferentes grupos opositores
muy diferentes entre ellos, uno de los cuales es Al-Qaeda, y que están siendo
armados hasta los dientes a través de Turquía, de Jordania y de Irak con
pertrechos procedentes de Libia, Arabia Saudí, Qatar, los Emiratos, y de
diversos países occidentales, reforzados con miles de mercenarios, integristas
islámicos, instructores y agentes de servicios extranjeros, financiados
descaradamente por estados de la Unión Europea, por las monarquías árabes y por
los Estados Unidos. Y como ni así lo consiguen, recurren a la amenaza de las
armas químicas. Creo que estos usos son condenados por cualquier persona con un
mínimo de raciocinio, las utilicen unos u otros. Dicho esto por delante,
debemos desenmascarar la hipocresía de quienes se rasgan las vestiduras e
incitan a una intervención armada justificándola en esa supuesta utilización
por parte del ejército sirio, y que la ONU acaba de adjudicar a ambas partes.
Fue
una corresponsal de la agencia de noticias norteamericana Associated Press,
Dale Gavlak, quien reveló que de las múltiples entrevistas efectuadas con
residentes y rebeldes en el barrio de Ghouta y en otras zonas de Damasco se
desprende claramente la tesis de que las armas químicas que explosionaron el 21
de agosto se hallaban en manos de los rebeldes y procedían de Arabia Saudita.
Las fuentes utilizadas por Gavlak le confiaron que se produjo “un accidente”
cuando fueron erróneamente manipuladas debido a la deficiente información existente
sobre el producto.
El periodista jordano Yahiya Ababneh, que
estuvo en el área de Guta Oriental en los días posteriores a la tragedia
entrevistando decenas de supervivientes, muchos de ellos milicianos rebeldes, y
a otros civiles, incluidos médicos locales, indicó como una combatiente
rebelde entrevistada dijo: "[Los saudíes] no nos dijeron qué clase de
armas eran ni cómo usarlas. No sabíamos que eran armas químicas y nunca
llegamos a imaginarlo. Cuando el príncipe Bandar entrega armas como éstas
debería proporcionar gente que supiera cómo manejarlas y cómo usarlas". se
refería al príncipe Bandar bin Sultán bin Abdelaziz, jefe de los servicios de
inteligencia saudíes desde julio de 2012, un hombre formado militarmente en
Estados Unidos que mantiene estrechos contactos con ese país y con la CIA desde
que fue embajador en Washington durante más de veinte años.
Volviendo a repetir
el rechazo a la utilización de esas armas, creo que los gobiernos occidentales
no pueden dar lecciones en lo que a barbaridades se refiere: ¿Quién se ha
manifestado contra los ataques químicos de Israel sobre Gaza? ¿Por qué
aprovisionó EEUU a Irak de armas químicas en su guerra con Irán en 1988?
¿Alguien recuerda protestas gubernamentales contra los ataques bacteriológicos
contra Cuba, o por la utilización del agente naranja en Vietnam o más
recientemente por la utilización de uranio empobrecido en las bombas que “los
aliados” lanzaron sobre Libia?
Una vez más se hace
necesario volver a decir ¡NO A LA GUERRA!, favoreciendo
soluciones políticas sobre la base del respeto al derecho internacional, al
principio de no injerencia, a la soberanía nacional de Siria y a los derechos
de su pueblo. Tenemos demasiados ejemplos de que una intervención militar no
soluciona nada: véase en que condiciones han quedado Afganistán, Irak o Libia,
donde la democracia (excusa utilizada) no ha llegado ni se la espera, y
realmente hay que asustarse cuando los gobiernos occidentales hablan de sus
“causas nobles”.
Cuenca, 11 de Septiembre de 2013
ANA MARIA SANCHEZ
DOMINGO
COORDINADORA
PROVINCIAL DE IZQUIERDA UNIDA (CUENCA)
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